domingo, 16 de noviembre de 2008

La presión en el deporte de alto rendimiento.

En el año 2003 cuando aprobé la oposición de Maestro especialista en Educación Física, la segunda prueba de esta oposición eran las pruebas físicas.Eran 5 pruebas: el test de Cooper, coordinación oculo-manual, coordinación oculo-pédica, agilidad y expresión corporal. No se trataba de ninguna competición, pero te jugabas la oposición y tu futuro. En las 2 ocasiones que me presenté (2002 y 2003) lo pasé fatal. Tenía una presión encima terrible. Al año siguiente las pruebas físicas las quitaron. Pusieron unos supuestos donde tenías que demostrar tus conocimientos didácticos. Una prueba escrita. Claro está que no hay que ser el mejor físicamente para ser el mejor maestro. Diferente es el caso pero a muchos deportistas la presión les ha llevado a sufrir cuadros de ansiedad que en la mayoría de los casos no se han tratado.
Pero la realidad es que el estrés es algo habitual en la vida de muchos deportistas. Muchos son los ejemplos que se pueden citar, pero seguramente el más característico es el de los gimnastas chinos expuestos a castigos como no ver a su familia, ya que son recluidos en centros de alto rendimiento durante meses; o la imposibilidad de tener pareja ya que se pueden distraer del objetivo. Ganar es el único pensamiento que se les permite tener en la cabeza.
Aunque penséis que esto es cosa del pasado, lo cierto es que sigue ocurriendo y es un tipo de maltrato.
La presión en el deporte debe existir ya que es una forma de motivar al deportista, pero la cuestión está en dónde está el límite. La presión, siempre que sea dosificada y asimilada gradualmente, es beneficiosa.
El deportista debe tener libertad de actuación, pero no es posible la competición sin un mínimo de presión y disciplina que obligue al deportista a concentrarse en la misma. Parte de información extraida de: http://www.parasaber.com/salud/psicologia/trastornos-psicologicos/articulo/estres-psicologia-deporte-presion-olimpiadas-camino-psicologica/11159/Cuando estas demandas sobrepasan los propios recursos del deportista, surgen problemas de conducta que pueden desencadenar un trastorno psicológico no deseado.
Lo mejor es hacer deporte sin jugarte nada. Por el sólo placer de divertirte, pasarlo bién, y superarte a tí mismo. De esa forma no hay estrés.

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